¿Qué te falta?

Cuando se terminó el vino, la madre de Jesús le dijo: «Ya no tienen vino.» (Juan 2: 3)
¿Te has dado cuenta de que todos cargamos con unas pesadas maletas a nuestras espaldas?. ¡Todos cargamos con un exceso de equipaje! Nos levantamos de la cama y vamos directo a buscar esas pesadas maletas. No nos damos cuenta por qué están en nuestra mente y corazón. Las maletas que arrastramos no son de cuero o de alguna marca reconocida; están hechas de cargas como la culpa, el resentimiento, el temor al que dirán los demás, el afán por el futuro, los temores y el pasado que nos persigue entre otros.
Así que no es extraño que al final del día, caigamos en la cama agotada, con debilidad y desánimo. Quizá aquí está la respuesta del porqué nos sentimos de esa manera ahora que está terminando el año.
Durante estos días quiero conversar acerca de una maleta muy pesada. La cargamos durante todo el día y está afectando nuestra forma de pensar, de hablar y de actuar.
Permíteme examinar si estás cargando esta maleta, al preguntarte:
¿Qué cosa se interpone entre tú y tu felicidad en estos momentos?
¿Cómo llenarías la siguiente frase? “Seré feliz cuando _______________”... ¿Cómo la podrías terminar? Con tu respuesta en mente, piensa esto: ¿Si eso nunca sucede, si esa situación no cambia, podrías ser feliz?. Bienvenido al club de los que cargamos la maleta del “Afán por lo que nos falta”
Todos cargamos esa maleta. ¿No has notado?, justo en este momento sentimos que nos falta algo. Y eso que nos falta es con toda seguridad aquello que creemos “nos hará feliz”, pero no es así. Cuando pensamos que hemos suplido aquello que nos hace falta, por un tiempo después vuelve el afán porque nos falta algo más. Así que el afán por aquello que nos hace falta se convierte en una maleta pesada que nos cansa y nos aflige la mente y el corazón. Y esa maleta también estamos llamados a llevarla a Jesús para que nos haga descansar.
Por amor a ti mismo y a los demás, debes de aprender a soltar el afán por lo que te falta. Cuanto más lo sostengas más pesado se hará, será más difícil de llevar. Alguien dijo: “No entiendo al ser humano, pierde la salud para ganar dinero, después pierde el dinero para buscar su salud” Por pensar tanto en lo que nos hace falta, no disfrutamos lo que ya tenemos.
El afán por aquello que te falta, te hace quitar la mirada de Cristo.
El afán por aquello que te falta, te tienta a vivir fuera de la voluntad de Dios. Para conseguirlo en tus propias fuerzas se te obligará a tomar caminos alternos al de la Palabra.
El afán por aquello que te falta, cambiará tu forma de adorar. Pasarás del agradecimiento a la inconformidad y el descontento; la queja será tu mejor amiga.
El afán por aquello que te hace falta, creará conflicto en tus relaciones.
Maria está en la boda y hace falta el vino. Lo que hace falta puede convertirse en una crisis. Ella no era la dueña de la fiesta, no era la novia que se casaba, tampoco la madre del novio. Ella simplemente estaba allí para servir y ayudar. Pero Maria dirige su mirada a Jesús. Pone en práctica la invitación de esta temporada de madrugadas.
By: Pr. Edwin Sarmiento.
Preguntas:
Toma un tiempo y considera estas preguntas:
¿Que te hace falta en estos momentos?
¿Cómo eso que te hace falta puede guiarte a los pies de Jesus?
¿Cómo a través de la oración puedes entregar tus cargas?
Oración Diaria:
Padre nuestro, reconozco que enfocarme en lo que me hace falta ha tomado el primer lugar de mi vida. Te pido perdón. Ayúdame a tener el valor de entregarte aquello que me hace falta. Confió en que tu suplirás todo eso que me hace falta según tu voluntad y tu poder.
Padre, tú tienes el control de todas las cosas respecto a mi vida y la de mi familia. Decido ir a ti a descansar.
#40diasdeoración #posicionados